He crecido
moldeada por una sociedad entera.
Cuando sos
chico la imaginación te atrapa, querés salir de la realidad impuesta, donde
los hombres visten de rosa y las mujeres de azul. Total, ¿Qué importa?Pues en
tu mundo sos solo un ente maravilloso; con alas, espadas o coronas. Donde la
palabra “creer” no es necesaria.
Sigues
formándote y los años te ponen mas obstáculos.
-
¡¿Por qué no puedo jugar con ellas?! Pregunta un
niño indignado
-
Las nenas con las nenas y los nenes con los
nenes- responde altaneramente una mama a su hijo, mientras piensa en sus
adentros: - a ver si me sale para el otro lado -.
Tu cuerpo se
extiende, se deforma. Te empiezas a ver al espejo, a ver al otro. ¿Es lindo?,
¿es feo? .
Comienzas a
tener el síndrome superficial de la especie.
Ahora te
“enseñan”: las nenas con los nenes y los nenes con las nenas.
-¡¿ Y si
quiero andar de la mano con otro hombre?!-.
-¡¿ Y si me
beso con una mujer?!-.
¿De qué forma nos van a ver?.
Y llego a mi
nueva edad.
Donde la mayoría
de las etapas de formación ya pasaron.
Estoy parada
en una línea especial, que supuestamente separa la infancia de la adultez.
Y pregunto a
los sabios que sepan responder… ¿ Quién quiere ser adulto cuando el mundo
ofrece tanta rigidez?
Prefiero ser una niña de expresión infinita,
donde las palabras sean mis alas y los dibujos mi fuerza en brisas.
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